EL ABANDONO

Hospitales, estaciones, caserones, sanatorios, geriátricos, cárceles, hoteles. Siempre llenos de gente, un constante trajín, un vaivén de pensamientos. Miradas que se clavan en el suelo, silencio y bullicio al mismo tiempo. Respiraciones desacompasadas, la historia que sigue fluyendo y con el paso del tiempo, con la desidia, la falta o el exceso…el abandono.
El abandono convierte estas grandes construcciones en lugares de silencio, donde todo parece recogerse y los grandes salones ideados para tanta gente quedan desiertos, el tiempo inexorable pasa trasformando a su capricho lo que el humano se esmeró en dar una forma determinada.
El bullicio desaparece, la atmósfera se modifica, se espesa el aire.
Apartados y olvidados estos lugares van pudriéndose, el espacio se altera y de estas ruinas surge una belleza trágica fascinante. Espacios que sin lucha, sin defensa aceptan lo acaecido y con su nobleza y dignidad te enseñan a aceptar tu propia existencia, tu ser.
Los visito a hurtadillas, escucho sólo mis pasos, me transporto, salgo de mi ser y me observo como parte de la historia. Me inundo en lo mágico que resulta estar con un testigo viviente de la historia. Fascinada veo como aun se conservan en pie, con sus cicatrices y heridas abiertas, cada grieta una muesca. Ignorados, retirados, catalogados de escombro, bellos y serenos.
En esta muestra, color y blanco/negro, se mezclan hasta convertirse en un híbrido, cada uno cede una parte de su espacio, de su tiempo, las leyes de la física desaparecen y la línea del tiempo y el espacio se modifica hasta casi desaparecer.